Vivimos en un país donde las mantas tapan estercoleros dirigidos por maestros de la mentira y la hipocresía. Y hoy Pujol ha confirmado que el es maestro entre los maestros en Cataluña. El que intimida, abronca y amenaza en un cocktail inverosímil de hipocresía y liderazgo moral que se agria a medida que te lo vas tomando. En los 11 minutos que dura su segunda intervención* la desconexión con los valores y actitudes de los demócratas es total, combinando una amenaza (si cae el tronco cae todo el árbol) que no hace más que insuflar la desconfianza en el sistema, y agrediendo moralmente al parlamento acusándole de hablar con ligereza de unas acusaciones que el se niega a aclarar. Superioridad para empequeñecer a aquellos que defienden la verdad y claman limpieza en un sistema insostenible. Pujol es una caricatura de si mismo: moralista amoral, demócrata autoritario y humilde arrogante. Alma de monstruo en chasis de humano.
Y si, Pujol es un monstruo. Un monstruo político. No hay duda. Es difícil imaginar otra persona capaz de entrar a un Parlamento con las hachas en alto de todos los grupos parlamentarios (a excepción de Convergencia que lo pagara caro en las urnas) y salir entre discusiones del portavoz de Convergencia y el PP sobre el escandalo de la Camarga. Eso es maestría. Pero no nos engañemos, la democracia 1.0 de antaño a dado paso a una versión 2.0 más exigente, comprometida, realista e implacable con sus representantes. Para esta generación lo de ayer no fue más que la re-confirmación de aquel “Papa, como no visteis venir esta crisis con la talladura moral de estos representantes? No veis que el Sr. Pujol os esta mintiendo en la cara?” Ayer Pujol salvo su cuello, mantuvo su cartera llena y vacío la poca credibilidad que le quedaba como líder moralista y político del país. Ayer, Pujol murió. Y con el, sus verdades se hicieron mentiras.
Viva Pujol!
Y si, Pujol es un monstruo. Un monstruo político. No hay duda. Es difícil imaginar otra persona capaz de entrar a un Parlamento con las hachas en alto de todos los grupos parlamentarios (a excepción de Convergencia que lo pagara caro en las urnas) y salir entre discusiones del portavoz de Convergencia y el PP sobre el escandalo de la Camarga. Eso es maestría. Pero no nos engañemos, la democracia 1.0 de antaño a dado paso a una versión 2.0 más exigente, comprometida, realista e implacable con sus representantes. Para esta generación lo de ayer no fue más que la re-confirmación de aquel “Papa, como no visteis venir esta crisis con la talladura moral de estos representantes? No veis que el Sr. Pujol os esta mintiendo en la cara?” Ayer Pujol salvo su cuello, mantuvo su cartera llena y vacío la poca credibilidad que le quedaba como líder moralista y político del país. Ayer, Pujol murió. Y con el, sus verdades se hicieron mentiras.
Viva Pujol!